jueves, 27 de diciembre de 2012

Salvatore Gravano: Detienen a un mafioso por tráfico de éxtasis

Fuente 26 de febrero de 2000


MAFIA DE NUEVA YORK: SAMMY THE BULL GRAVANO
Detienen a un mafioso por tráfico de éxtasis

La mafia de Nueva York lo considera un traidor porque delató ante el FBI al padrino John Gotti. Ahora lo atraparon dirigiendo una pandilla de jóvenes racistas que vendía éxtasis

Salvatore Gravano, el mafioso que hace nueve años traicionó a sus pares y ayudó a la Justicia a encarcelar a las figuras más poderosas de la cosa nostra, fue arrestado en Arizona. La acusación: dirigir una sofisticada banda de jóvenes racistas que se dedicaba a vender éxtasis en fiestas de adolescentes de Phoenix. La noticia fue un shock en los círculos del FBI, la agencia de investigaciones federales de los Estados Unidos. Allí, Sammy The Bull Gravano era considerado casi como un héroe, desde que su testimonio permitió condenar a prisión perpetua a John Gotti, el capo mafia más famoso después de Al Capone.A pesar de ser un confeso asesino -admitió haber asesinado a 19 personas-, Sammy se había convertido en una leyenda, glorificada tanto por los agentes de la ley como por los medios y el cine de Hollywood. Hasta 1991, Gravano era el segundo de la familia mafiosa Gambino. Pero ese año se peleó con su jefe, John Gotti, y se convirtió en testigo protegido del gobierno. El capo mafia fue encarcelado y a cambio Gravano obtuvo una pena de sólo cinco años por sus 19 crímenes. También, una nueva identidad, que conservó durante un año. Luego salió del programa de protección y desapareció.El mito se terminó exactamente el jueves pasado a las 6.31 de la mañana, cuando la policía de Arizona lo sacó de la cama para arrestarlo. En el operativo, también cayeron su esposa Debra, sus dos hijos y su futuro yerno, junto a 31 personas más.Según la acusación, Gravano había logrado armar una organización al mejor estilo de la mafia neoyorquina, con rangos y jerarquías definidas. Usaba como soldados a adolescentes de un grupo racista llamado Devil Dogs (Perros endiablados), que se dedica a darles palizas a los hispanos. El apodo de la banda se debe a que los jóvenes ladran cuando golpean a sus víctimas. La banda de Sammy había logrado acaparar la distribución de éxtasis -una droga compuesta por heroína y metanfetaminas-, en fiestas multitudinarias conocidas como raves. La policía calcula que el 90 por ciento de la gente que va a esas fiestas en Arizona toma algún estimulante. A Gravano esto le representaba un total de 30.000 píldoras de éxtasis vendidas por semana, con un rédito de 400.000 dólares. El acuerdo que le permitió a Gravano testificar contra la mafia de Nueva York no le da un pase libre para violar las leyes de Arizona y venderles drogas a sus adolescentes, indicó la procuradora de Justicia Janet Napolitano, a cargo del caso. La investigación empezó en junio pasado, cuando la policía descubrió que un racista llamado Michael Papa, fundador de los Devil Dogs, estaba a cargo de la distribución de éxtasis en las fiestas. Pronto se determinó que Papa también era empleado de una compañía de construcción perteneciente a Gravano y que ésta era la fachada legal del negocio de drogas. Usando como manual su propia autobiografía -un libro titulado Underboss (El subjefe), Sammy adoctrinaba adolescentes racistas y les enseñaba las técnicas de intimidación que había aprendido en las calles de Brooklyn junto a la mafia. Los jóvenes, hijos de acomodadas familias de mormones, lo veían como un maestro.Nuestro investigadores descubrieron que Michael Papa y sus amigos cambiaron los métodos con los que operaban después de aprender de Sammy. Se volvieron más agresivos, mostraban mucha más fuerza y estaban mejor organizados. Como si hubieran ido a la escuela, indicó Jeffry Halstead, vocero de la policía de Phoenix.Las pastillas de éxtasis que manejaba Gravano se vendían envueltas como caramelitos, con papeles de colores, lo que permitía distribuirlas fácilmente. La policía logró secuestrarle a la banda 23.000 de estas píldoras, además de 90.000 dólares en efectivo, gran cantidad de marihuana, anfetaminas y esteroides. También le confiscaron 23 armas de fuego. El propio Sammy tenía una pistola en la mesa de luz, justo al lado de la cama. La noticia de su detención llenó de alegría a los abogados de Gotti, que consideran a Gravano como una rata por haber delatado a los capos de la mafia neoyorquina. Esto impacta al futuro de mucha gente que está detrás de las rejas, indicó Bruce Cuttler, uno de los defensores del capo de la familia Gambino. Ahora, cualquiera que crea que Sammy es un héroe lo pensará dos veces antes de decirlo. Gravano podría recibir una condena de hasta 13 años de prisión. Ahora está preso, con una fianza fijada en 5 millones de dólares. Pero él sostiene que no deberían exigirle que pague garantías para dejarlo en libertad. Yo nunca he huido de un caso, le dijo con altanería al juez Ronald Reintein cuando se presentó en la corte. 

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